sábado, 19 de octubre de 2013

Incertidumbres.

Un día volviste con los ojos llenos de promesas.
Prometías universos infinitos.
Prometías no alejarte de mí, y que yo sería siempre tuya.
Venías con las manos llenas de caricias y en tus labios se guardaban esos besos que me ibas a dar.
Yo te miré,  y siempre supe que andabas en la delgada línea entre lo fugaz y lo eterno.
Y el tiempo ganó la partida.
Me odié por esperarte a todas horas.
Me sentaba en las escaleras de la vuelta de la esquina, por si aparecías de repente...por volver a sentir la sorpresa de verte venir.
Nunca doblaste aquella esquina.
Me odiaba esperándote amor.
Yo no era más que una sombra de mi, contando minutos y segundos que parecían otoños inacabados.
Supongo que me olvidaste.
Joder yo nunca pude olvidarte, ¿como iba a hacerlo? Tú te llevaste el universo cuando me dijiste te quiero.
Ahora esas palabras no son más que ocho letras. Ahora es demasiado tarde para amarnos.
Ni siquiera sé si te conozco, o tan solo eres un extraño…Y es esa incertidumbre…esa  la que me ahoga esta noche.