A veces la tristeza se te cuela en el alma. Se mete por
debajo de la puerta y entra por las ventanas cerradas. Se instala como se
instala la primavera cuando los jazmines florecen, cuando me hablan de nuestra
historia. Es ese tipo de tristeza que no
se va con los días…que se te queda pegada a ti…como tus manos cualquier domingo
por la noche…como tus abrazos antes de dormir. Y entonces el sol me molesta, y
a mis prisas le sobran segundos que no me llevan a tu lado, se me retuercen las
palabras en el estómago y en cualquier intento desesperado te devuelvo las
balas y me quedo las ganas de morir. Ojalá no se me empañara la mirada si
pienso en tenerte delante…tan amargamente dulce…tan increíblemente tú. Hoy creí
que podríamos ser puntos de luz…nosotros…en cualquier lugar de esta ciudad…y sin
embargo…te espero…
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