miércoles, 6 de agosto de 2014

Tiempo.

Probablemente esto nunca caiga en tus manos. Eso sería tan improbable como tener que decirte adiós sin habernos conocido, pero a veces los itinerarios se desvían, se rompen o vete tú a saber por que nosotros mismos los equivocamos. Y eso creo que es lo que nos pasa, que mi itinerario y el tuyo no se han puesto de acuerdo. Bueno, más bien el tuyo sigue enamorado de unos ideales y de unos cánones impuestos que tú no estás dispuesto a cambiar. Pero el tiempo pasa inexorablemente, y todo lo que vemos en el espejo ahora no serán más que recuerdos dentro de algunos años. Todo se nos irá. Seguramente mis ojos verdes se verán mucho más tristes por haber pasado por estos momentos y los tuyos...yo sólo espero que los tuyos se den cuenta de que no es importante el reflejo,que la belleza es un viento que se nos va alejando y que lo que cuenta son los actos, las acciones, los sentimientos, los hechos y en mi caso las palabras.

Daría lo que tengo porque esas palabras tuvieran efecto en ti. Daría lo que tengo por verte mirar un segundo el mar, por ver como el levante te despeina cuando paseas por esa ciudad que sin pensarlo compartimos, por rozar tu mano en cualquier descuido, por arrancarte las noches de febrero y por vestirte todos los días de carnaval. Pero sé que esta noche abriré las ventanas y volverán a anunciar la distancia que nos separa. Que tu casa se llenará de olor a sal y que la mía se volverá a inundar de esa tristeza que tu silencio provoca. Esta vez no volveré a pensar en nosotros, sólo en el tiempo… avanzando como una lenta condena pero que puede que algún día nos conceda  encontrarnos no tan jóvenes, no tan locos y ya sólo desnudos uno frente al otro, mirándonos por dentro. 

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