Los recuerdos de tus días llegaron en forma de tormenta una noche de julio. Que contradicción, era verano y no era capaz de ver más que lluvia detrás de los cristales. Fue esa sensación de volverte a ver como el primer día la que me trajo la lenta condena de saberte lejos y en manos de otras.
Cerraba los ojos y nos veía a ti y a mi en aquel mes de abril en el que el destino quiso jugar conmigo a su antojo y recordarme que no importaba cuanto dejara de lado lo que pensaba de mí, el siempre iba a estar ahí en forma de rostros amables que disparaban palabras hirientes en los momentos menos pensados.
Aquel día no pude usar mi mala costumbre de llegar tarde. Tenía tantas ganas de verte que espere sentada en la puerta del metro a que fuera la hora en que me venias a recoger. Recuerdo tu olor sentada en tu coche, tus miradas de reojo, el sudor de mis manos. Recuerdo que nos perdimos por calles que yo conocía de sobra, pero que tu presencia mezclo dejándome aturdida. Como podía saber yo que aquella desorientación iba a durar mucho mas que una noche. Ahora me veo aquí sola, recordando el primer beso que me robaste, las copas de vino, los dedos entrelazados mientras conducías. Y las lagrimas de aquella noche, de la siguiente y de todas las que después vinieron sin ti.
Como no voy a recordarte en aquella cama. Como no me van a llegar tus recuerdos agridulces, de tu sudor mezclándose con el mio…pero también de tus reproches callados cuando a veces me volvías la cara.
Yo en cambio solo podía mirarte. Mirarte y pensar que te quería cerca toda la vida, sin saber que tus planes eran los de marcharte por la mañana, sin dar los buenos días, sin volver la vista atrás. Nunca podría explicar con palabras lo sola que me sentí en aquella habitación extraña, contigo pero sin ti. Aquel día hiciste ganar a mis complejos, esos que siempre que alguien nuevo llama a la puerta me recuerdan los sentimientos de aquella noche de primavera.
No sé como ponerle fin a esto. El olvido suena en bocas ajenas de forma tan fácil, que el nudo denso de mi garganta no se corresponde con lo que me intentan decir. A mi ya no me queda nada tan lejos como estamos el uno del otro. Y sólo puedo abandonarme a la noche, a los recuerdos, a mis complejos, a abril, a ti.
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